Alice Munro nació en Wingham, Ontario, en julio de
1931. Vivió primero en una granja al oeste de esa zona canadiense,
en una época de depresión económica; esta vida tan elemental fue
decisiva como trasfondo en una parte de sus relatos.
Conoció muy joven a Michael Munro, en la University of
Western Ontario; ejerció trabajos manuales para pagarse sus
estudios. Se casó en 1951, y se instalaron en Vancouver. Tuvo su
primera hija a los 21 años. Luego, ya con sus tres hijas, en 1963 se
trasladó a Victoria, donde llevó con su marido una librería.
Se divorció en 1972, y al regresar a su estado natal se
convirtió en una fructífera escritora-residente en su antigua
universidad. Volvió a casarse en 1976, con Gerald Fremlin. A partir
de entonces, consolidó su carrera de escritora, ya bien orientada. Se había iniciado de joven con cuentos (escritos desde
1950), escritos en el poco tiempo que había tenido hasta entonces,
así como había publicado dos recopilaciones de relatos y una
novela.
Luego, publicó nuevas colecciones de relatos The Beggar
Maid (1978), Las lunas de Júpiter, The Progress of Love (1986),
Amistad de juventud y Secretos a voces (1994). Ya había sido
traducida al español en esa década, pero empezó a ser conocida
definitivamente en nuestro siglo, con los relatos de Odio, amistad,
noviazgo, amor, matrimonio (2001) y luego con los de Escapada (2004).
Se había mantenido como una escritora algo secreta.
En La vista desde Castle Rock, 2006, hizo un balance de
la historia remota de su familia, en parte escocesa, emigrada al
Canadá, y describió ampliamente las dificultades de sus padres. Su
libro se alejaba un punto de su modo expresivo anterior. Por
entonces, habló de retirarse, pero la publicación del excelente
Demasiada felicidad (nuevos cuentos, aparecidos en 2009), lo
desmintió.
Además, en 2012 ha publicado otro libro de relatos —con
el rótulo Dear Life (Mi vida querida)—, son cuentos más
despojados y más centrados en el pretérito. En su última sección
se detiene en un puñado de recuerdos personales, que pueden verse
como una especie de confesión definitiva de la autora, pues son "las
primeras y últimas cosas -también las más fieles-, que tengo que
decir sobre mi propia vida".
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