miércoles, 10 de octubre de 2012

LA MUJER RURAL EN LATINOAMÉRICA

Escrito por Irene y Ariana
 
Las Mujeres Rurales, en Latinoamérica, tienen a su cargo la responsabilidad doméstica y familiar, además de ser víctimas del maltrato y la explotación laboral, para que quienes abusan de su capacidad productiva puedan obtener excelentes productos que serán llevados al mercado internacional por empresarios de grandes marcas o supermercados de todo el mundo en el menor tiempo y al más bajo costo, sometiéndolas a extensas jornadas de trabajo con un pago que no compensa el esfuerzo real, además de que en su mente siempre estará la amenaza constante del desempleo. Nuestras mujeres tienen que convertirse en protagonistas de su propio destino, determinar su propio modelo de desarrollo económico, y establecer las reglas del mercado. No olvidemos que muchas veces son ellas quienes están cultivando los productos que diariamente suplen algunas de las necesidades del mundo entero.

La mujer rural necesita oportunidades para salir adelante, debe saber que no existe el “DEMASIADO TARDE”, entender que a pesar de todo, pueden hacer realidad sus sueños y alcanzar sus metas, que pueden ser modelo de superación, convirtiéndose en un ejemplo para la sociedad y para el resto del mundo.

En toda América Latina, la mujeres enfrentan todo tipo de retos, desde la falta de libertades en países como Cuba y Venezuela; la mutilación genital en zonas rurales del Perú, la discriminación salarial en varias regiones del cono sur, hasta el machismo institucional más rampante en naciones como Bolivia y México. 
La Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales nace como necesidad de incorporar a la mujer a la sociedad como uno de sus pilares más importantes. ¡Basta ya de sentirnos derrotadas antes los limitantes que tratan de interferir el  desarrollo de la mujer! Debemos tomar conciencia de que, “Más vale tarde que Nunca”…y para la mujer rural apenas comienza una nueva etapa en esta aldea global en la que todas tenemos los mismos derecho de oportunidades, pero tenemos que defenderlos.

La FLAMUR, la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales, llama a la reflexión en este día mundial de la mujer rural, para todas juntas enfrentar los grandes retos de nuestros tiempos: la represión política, la incapacidad económica y la marginación social. Llegue nuestro reconocimiento muy especial a cada una de las mujeres que hacen posible el desarrollo de los países que conforman el Continente Americano.
En América Latina existen alrededor de 60 millones de mujeres rurales que diariamente trabajan más de 12 horas para asegurar la subsistencia de sus familias. Algunas estadísticas indican que ellas contribuyen a generar alrededor del 48 por ciento del ingreso familiar en la región.
En el arco de una jornada, numerosas y variadas son las actividades que las mujeres de las economías campesinas llevan a cabo. Aunque socialmente tan sólo se reconoce su función en la esfera reproductiva, es decisivo el papel que desempeñan en la producción agropecuaria y en la seguridad alimentaria. Las mujeres se ocupan, entre otras cosas, del cuidado de la huerta y de los animales, siembran, recolectan la cosecha, procesan alimentos, comercializan la producción, cocinan, cuidan y educan a los hijos. Por otro lado, muchas entran a formar parte de la fuerza de trabajo asalariada temporal o permanente en la agricultura comercial o bien, participan como comerciantes o artesanas dentro del sector informal.
No obstante la importancia del rol que desempeñan las mujeres, los cambios concretos que han mejorado el acceso de la mujer a los recursos y servicios productivos en los países latinoamericanos y en el mundo en general son limitados. Es ampliamente reconocido que, aunque el problema de la tierra afecta prácticamente a toda la población campesina, las mujeres enfrentan dificultades adicionales. A pesar de que no existen estadísticas confiables desglosadas por sexo con relación al acceso y a la tenencia de la tierra, existen encuestas y estudios realizados en diferentes períodos los cuales estiman que en ningún país de la región, los hombres y las mujeres tienen un acceso igualitario a este recurso.

Las mujeres rurales producen entre 50 y 80 por ciento de los alimentos del mundo, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2008. La proporción se incrementa en la medida que aumenta la pobreza de los países.


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