La prestigiosa academia militar destituye de su carho a un sargento por colocar una cámara en las duchas y los vestuarios para grabar a las cadetes
Escrito por Yolanda Monge,
Washington
23 MAY 2013
Un nuevo escándalo
con connotaciones sexuales vuelve a sacudir el Ejército de EEUU, en
este caso afectando a una de sus más prestigiosas instituciones, la
academia militar de West Point (Estado de Nueva York), donde un sargento
de primera clase ha sido acusado de esconder una cámara en los
vestuarios y duchas de las cadetes femeninas para grabarlas desnudas. Michael McClendon ha sido apartado de sus labores tras ser acusado de
cuatro diferentes delitos, entre ellos el de actos indecentes,
negligencia en el ejercicio de su deber, crueldad y maltrato y violación
del orden y la disciplina. El sargento ha sido trasladado a Fort Drum,
también en Nueva York, donde ejerce funciones militares y no está
encerrado en una celda.
El diario The New York Times fue quien primero informó del incidente. En este momento, el Ejército se encuentra en el proceso de contactar a las mujeres que fueron filmadas –una docena, aproximadamente- para ofrecerles asistencia psicológica en caso de necesitarla.
Pero según el Ejército, McClendon fue apartado de su trabajo hace más
de un año –el 17 de mayo de 2012- y obligado a no mantener contacto
alguno con los cadetes. El largo periodo de tiempo desde que fue
retirado de su puesto y se le han imputado cargos tiene que ver con la
complejidad del caso y la necesidad de recuperar todas las pruebas
posibles en su contra. El sargento fue condecorado en el pasado con una
Medalla de Bronce por su servicio en Irak.
El caso de West Point es el último de una serie de detenciones e incidentes relacionados con asaltos sexuales dentro del Ejército –y la publicación del informe del Pentágono que dice que en 2012 más de 26.000 mujeres militares sufrieron abusos- y sale a la luz justo cuando este fin de semana el secretario de Defensa, Chuck Hagel, se trasladará a la renombrada academia militar para dar un discurso de inicio de curso.
En este escenario, que ha sido calificado por el jefe del Estado Mayor, Martin Dempsey, como de “crisis” dentro de las filas de uniformados, un grupo de congresistas está impulsando una serie de nuevas leyes para castigar a los perpetradores de estos crímenes y poner en marcha un cambio que ayude a acabar con la cultura machista dominante que ha tolerado estos asaltos.
En rueda de prensa esta mañana, las senadoras Claire McCaskill
(demócrata de Missouri) y Susan Collins (republicana de Maine), junto
con los representantes Mikki Tsongas (demócrata de Massachussetts) y
Michael Turner (republicano de Ohio), han presentado un proyecto de ley
destinado a proteger a las víctimas de asaltos sexuales mientras que se
haga más difícil para los verdugos quedar libres de cargos por sus
delitos.
La iniciativa de ley prohibirá que los oficiales puedan anular sus condenas o negarse a enfrentar cortes marciales bajo cargos de asalto sexual o violación y obligará a que sean licenciados con deshonor en el caso de que sean condenados por violación, asalto sexual, sodomía forzada o intento de perpetrar cualquiera de los actos anteriores. La senadora Collins argumentó que la legislación mandará “un claro mensaje” de lo que lo que el Ejército tolerará en términos de asaltos sexuales será nada. “Política de cero tolerancia”, finalizó Collins.
El diario The New York Times fue quien primero informó del incidente. En este momento, el Ejército se encuentra en el proceso de contactar a las mujeres que fueron filmadas –una docena, aproximadamente- para ofrecerles asistencia psicológica en caso de necesitarla.
McClendon, un condecorado combatiente de la guerra de Irak que lleva
en el Ejército desde 1990, fue transferido a West Point en 2009. El
sargento formaba parte del equipo de apoyo a los cadetes y fue acusado
el pasado 14 de mayo siguiendo el Código Militar de Justicia. Algunas de
las acusaciones se remontan a 2009. McClendon fue apartado de su trabajo hace más de
un año –el 17 de mayo de 2012- y obligado a no mantener contacto alguno
con los cadetes.
El caso de West Point es el último de una serie de detenciones e incidentes relacionados con asaltos sexuales dentro del Ejército –y la publicación del informe del Pentágono que dice que en 2012 más de 26.000 mujeres militares sufrieron abusos- y sale a la luz justo cuando este fin de semana el secretario de Defensa, Chuck Hagel, se trasladará a la renombrada academia militar para dar un discurso de inicio de curso.
En este escenario, que ha sido calificado por el jefe del Estado Mayor, Martin Dempsey, como de “crisis” dentro de las filas de uniformados, un grupo de congresistas está impulsando una serie de nuevas leyes para castigar a los perpetradores de estos crímenes y poner en marcha un cambio que ayude a acabar con la cultura machista dominante que ha tolerado estos asaltos.
Un grupo de congresistas está impulsando una
serie de nuevas leyes para castigar a los perpetradores de estos
crímenes y poner en marcha un cambio que ayude a acabar con la cultura
machista dominante que ha tolerado estos asaltos
La iniciativa de ley prohibirá que los oficiales puedan anular sus condenas o negarse a enfrentar cortes marciales bajo cargos de asalto sexual o violación y obligará a que sean licenciados con deshonor en el caso de que sean condenados por violación, asalto sexual, sodomía forzada o intento de perpetrar cualquiera de los actos anteriores. La senadora Collins argumentó que la legislación mandará “un claro mensaje” de lo que lo que el Ejército tolerará en términos de asaltos sexuales será nada. “Política de cero tolerancia”, finalizó Collins.
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