Irán y el Vaticano, entre otros, quieren rebajar el compromiso
Mato pone a España como ejemplo de iniciativas en igualdad
La violencia contra las mujeres es una cuestión de derechos humanos, nada tiene que ver con la cultura, la religión, las costumbres ni las tradiciones. Es la frase más oída estos días en Naciones Unidas, que celebra la 57 sesión de la comisión de la condición de la mujer, dedicada a la erradicación y prevención de todas las formas de violencia. Pero la realidad se impone. El 40% de las mujeres sufre algún tipo de abuso en sus vidas.
“No podemos tolerar que el desacuerdo frene la acción”, dijo Michele
Bachelet, directora ejecutiva de ONU Mujeres. El objetivo es lograr para
el 15 de marzo una declaración que sirva como instrumento para avanzar
en la prevención y lucha de la violencia de género. Las diferencias en
educación sexual, sobre el derecho a la salud reproductiva y las
excepciones por las prácticas religiosas, cultura y tradiciones fueron
siempre un impedimento.
Marjon Kamara, presidenta del comité, insiste que es importante mostrar de los logros pero “también hay que hablar con franqueza de lo que queda por hacer”.
“La situación actual es inaceptable”, remachó Kamara.
El Banco Mundial calcula que hay más mujeres entre 15 y 44 años que mueren por la violencia que por la malaria, el sida, el cáncer, accidentes y la guerra juntas. Por eso la representante de Liberia insiste que es hora de que una acción decidida. Jan Eliasson, vicesecretario general de la ONU, reitera en este sentido que hay que “hacer más juntos un problema cada vez más serio”. “Saber no es suficiente. Hay que parar esta brutalidad y abuso a los derechos humanos”, insistió el diplomático. Por un lado, explicó, se trata de dar “poder a las víctimas” para ayudar a perseguir a los responsables de la violencia y proceder a un cambio cultural, para que la vergüenza se dirija solo hacia el que comete el abuso y no la sienta la víctima. Por otro, señala que hacen falta hombres y niños con coraje que se alcen contra la violencia de género.
La ministra española de Sanidad, Servicios e Igualdad, Ana Mato, también insistió en este punto: “la erradicación de la violencia que sufren las mujeres es una cuestión de Derechos humanos, de igualdad entre hombres y mujeres y sobre todo una cuestión de dignidad humana”. Por eso consideró importante que haya una participación de toda la sociedad y de los poderes públicos para crear una sociedad libre de violencia en el siglo Veintiuno.
Esta vez Bachelet espera que “no sea un año más”. Pero hay países
como Irán y Rusia que, junto al Vaticano, intentan rebajar el lenguaje
del texto final, justo en la parte que dice que la religión, las
costumbres y tradiciones no deben ser una excusa para que los gobiernos
respondan a esta obligación de eliminar la violencia de género.
Como reiteró Bachelet después en rueda de prensa, estamos ante una “pandemia” que golpea la vida de millones de mujeres, que rompe familias e que impide el desarrollo. Hay países donde el 70% de las mujeres sufre algún tipo de violencia en sus vidas. En este sentido, desde la ONU se pide reforzar las legislaciones para acabar con impunidad, más trabajo de prevención, una mejor recopilación de datos y más servicios de asistencia, no solo a las víctimas, también a las mujeres más vulnerables.
Hay 600 millones de mujeres que viven en países donde la violencia doméstica no es un crimen.
Pero Eliasson recordó que no es un problema exclusivo de unos países. “Todo el mundo tiene una experiencia personal o conoce a alguien que la tiene”, dijo. Son millones de casos que no salen los titulares y a los que la reunión de la ONU pretende dar voz. “Se trata de mandar la señal de que es inaceptable y no será tolerada, para poder comprometer a los supervivientes”, remachó Bachelet.
Marjon Kamara, presidenta del comité, insiste que es importante mostrar de los logros pero “también hay que hablar con franqueza de lo que queda por hacer”.
“La situación actual es inaceptable”, remachó Kamara.
El Banco Mundial calcula que hay más mujeres entre 15 y 44 años que mueren por la violencia que por la malaria, el sida, el cáncer, accidentes y la guerra juntas. Por eso la representante de Liberia insiste que es hora de que una acción decidida. Jan Eliasson, vicesecretario general de la ONU, reitera en este sentido que hay que “hacer más juntos un problema cada vez más serio”. “Saber no es suficiente. Hay que parar esta brutalidad y abuso a los derechos humanos”, insistió el diplomático. Por un lado, explicó, se trata de dar “poder a las víctimas” para ayudar a perseguir a los responsables de la violencia y proceder a un cambio cultural, para que la vergüenza se dirija solo hacia el que comete el abuso y no la sienta la víctima. Por otro, señala que hacen falta hombres y niños con coraje que se alcen contra la violencia de género.
La ministra española de Sanidad, Servicios e Igualdad, Ana Mato, también insistió en este punto: “la erradicación de la violencia que sufren las mujeres es una cuestión de Derechos humanos, de igualdad entre hombres y mujeres y sobre todo una cuestión de dignidad humana”. Por eso consideró importante que haya una participación de toda la sociedad y de los poderes públicos para crear una sociedad libre de violencia en el siglo Veintiuno.
España, dijo Mato, lleva más de dos décadas “firmemente comprometida”
con esta causa. “Es lo que queremos para nuestro país, pero también
para todos los países del mundo”, precisó. En este sentido, reiteró el
apoyo de Madrid que en este ámbito está haciendo la ONU. “Solo con ese
esfuerzo conjunto se podrá avanzar para lograr esa sociedad libre de
violencia de género”, remachó, “porque, a pesar del camino recorrido,
los datos reflejan la pervivencia de esta lacra”. El 40% de las mujeres sufre algún tipo de abuso en sus vidas
Como reiteró Bachelet después en rueda de prensa, estamos ante una “pandemia” que golpea la vida de millones de mujeres, que rompe familias e que impide el desarrollo. Hay países donde el 70% de las mujeres sufre algún tipo de violencia en sus vidas. En este sentido, desde la ONU se pide reforzar las legislaciones para acabar con impunidad, más trabajo de prevención, una mejor recopilación de datos y más servicios de asistencia, no solo a las víctimas, también a las mujeres más vulnerables.
Hay 600 millones de mujeres que viven en países donde la violencia doméstica no es un crimen.
Pero Eliasson recordó que no es un problema exclusivo de unos países. “Todo el mundo tiene una experiencia personal o conoce a alguien que la tiene”, dijo. Son millones de casos que no salen los titulares y a los que la reunión de la ONU pretende dar voz. “Se trata de mandar la señal de que es inaceptable y no será tolerada, para poder comprometer a los supervivientes”, remachó Bachelet.
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