Las mujeres ocupan, de media, el 20,3% de los escaños a nivel mundial
El número de parlamentarias, que apenas había subido medio punto al año desde 2007, aumentó un 1% en 2012, según los datos que la Unión Interparlamentaria Mundial ha hecho públicos hoy. Un incremento --todavía muy leve pero importante-- que se debe fundamentalmente a la aplicación de políticas de cuotas para que las mujeres accedan a estos órganos legislativos. De los 48 países que celebraron elecciones el año pasado, casi la mitad utilizaron un sistema de cuotas, obligatorio o voluntario.
En aquellos Estados en las cuotas son perceptivas, las mujeres representan el 24%, de media, de los parlamentarios, en aquellos en los que se promueve su presencia –con subvenciones, por ejemplo-- pero no se penaliza a quien no lo hace ocupan un 22% de los escaños; frente a solo el 12% de aquellos países que no aplican ninguna de estas medidas, según muestra el informe de la Unión Interparlamentaria (UIP).
“Aunque el uso de las cuotas es controvertido en gran parte del
mundo, siguen siendo fundamentales para fortalecer la paridad de sexos
en la representación política, un componente fundamental para la
democracia”, apunta en un comunicado Anders B. Johnsson, secretario de
la UIP.
Y es que, aunque el avance de un solo punto parezca leve, las parlamentarias son ya tres veces más que hace diez años. A pesar de esto, destaca este organismo, aún no se cumple el objetivo marcado por la ONU de que las mujeres ocupen el 30% de los escaños en los parlamentos de todo el mundo.
La UIP apunta que las elecciones que se han celebrado en varios países en 2012 han demostrado que los sistemas de cuotas son una medida útil para incrementar rápidamente la representación femenina en la vida política. Sin embargo, insiste en que estos sistemas deben ser ambiciosos: “Deben recoger la obligación de que los partidos inscriban a mujeres en sus listas en posiciones que permitan su elección y en caso contrario imponer sanciones”.
Esa advertencia serviría por ejemplo para España. Aunque la ley de igualdad (de 2007) impone la paridad en las listas electorales, los partidos relegan a las mujeres a puestos que no son de salida; con lo que la probabilidad de que se hagan con un escaño disminuye. Hasta el punto de que, pese a que la ley lleva en vigor seis años (y dos elecciones generales), no ha sido hasta este año cuando el Congreso ha rozado la paridad (39%). Esto ocurrió porque salieron muchos cabeza de lista del PP para formar parte del Gobierno. Solo cuando desocuparon sus escaños, las siguientes en la lista entraron en la Cámara Baja.
Senegal, Argelia o Timor Oriental son los países que han experimentado mayor avance. En los tres se ha aplicado por primera vez una legislación obligatoria de cuotas. Las elecciones que se celebraron en Senegal el año pasado fueron las primeras tras la entrada en vigor de la norma que instaura la paridad en ese país, y que dicta que todas las listas que concurran a las elecciones legislativas, regionales, municipales o rurales deben contener el mismo número de mujeres que de hombres, inscritos de manera alterna. Lo que se conoce como un sistema de ‘cremallera’ que garantiza verdaderamente la representación femenina. Con esta regulación –que impide concurrir a los partidos que la incumplan—las mujeres ocupan ya el 42,7% de los escaños (un 24,7% más que la legislatura anterior), según el informe de la Unión Interparlamentaria.
En Argelia, los resultados electorales dieron a las mujeres el 31,6% de los escaños, lo que le ha situado en el primer el primer puesto de los países Árabes en representación femenina, y el único en el que hay más de un 30% de parlamentarias. Un porcentaje que ha alcanzado con el impulso de una legislación que marca que debe haber un mínimo de mujeres entre las candidatas, en función del tamaño de la circunscripción por la que concurran. En ese país las pasadas elecciones hubo, por primera vez en la historia política de Argelia, una lista exclusivamente femenina.
Y es que, aunque el avance de un solo punto parezca leve, las parlamentarias son ya tres veces más que hace diez años. A pesar de esto, destaca este organismo, aún no se cumple el objetivo marcado por la ONU de que las mujeres ocupen el 30% de los escaños en los parlamentos de todo el mundo.
La UIP apunta que las elecciones que se han celebrado en varios países en 2012 han demostrado que los sistemas de cuotas son una medida útil para incrementar rápidamente la representación femenina en la vida política. Sin embargo, insiste en que estos sistemas deben ser ambiciosos: “Deben recoger la obligación de que los partidos inscriban a mujeres en sus listas en posiciones que permitan su elección y en caso contrario imponer sanciones”.
Esa advertencia serviría por ejemplo para España. Aunque la ley de igualdad (de 2007) impone la paridad en las listas electorales, los partidos relegan a las mujeres a puestos que no son de salida; con lo que la probabilidad de que se hagan con un escaño disminuye. Hasta el punto de que, pese a que la ley lleva en vigor seis años (y dos elecciones generales), no ha sido hasta este año cuando el Congreso ha rozado la paridad (39%). Esto ocurrió porque salieron muchos cabeza de lista del PP para formar parte del Gobierno. Solo cuando desocuparon sus escaños, las siguientes en la lista entraron en la Cámara Baja.
Senegal, Argelia o Timor Oriental son los países que han experimentado mayor avance. En los tres se ha aplicado por primera vez una legislación obligatoria de cuotas. Las elecciones que se celebraron en Senegal el año pasado fueron las primeras tras la entrada en vigor de la norma que instaura la paridad en ese país, y que dicta que todas las listas que concurran a las elecciones legislativas, regionales, municipales o rurales deben contener el mismo número de mujeres que de hombres, inscritos de manera alterna. Lo que se conoce como un sistema de ‘cremallera’ que garantiza verdaderamente la representación femenina. Con esta regulación –que impide concurrir a los partidos que la incumplan—las mujeres ocupan ya el 42,7% de los escaños (un 24,7% más que la legislatura anterior), según el informe de la Unión Interparlamentaria.
En Argelia, los resultados electorales dieron a las mujeres el 31,6% de los escaños, lo que le ha situado en el primer el primer puesto de los países Árabes en representación femenina, y el único en el que hay más de un 30% de parlamentarias. Un porcentaje que ha alcanzado con el impulso de una legislación que marca que debe haber un mínimo de mujeres entre las candidatas, en función del tamaño de la circunscripción por la que concurran. En ese país las pasadas elecciones hubo, por primera vez en la historia política de Argelia, una lista exclusivamente femenina.
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