jueves, 9 de mayo de 2013

UNA PALIZA INECESARIA

 escrito por: tristan
Sucedió el domingo pasado, a las tres y media. Olivier, un joven francés de 23 años, y su pareja, Wilfred de Bruijn, un holandés de 38, paseaban por la Rue de las Ardennes, en el distrito XIX de París. “Volvíamos a mi casa después de haber estado en una fiesta con amigos”, recuerda De Bruijn. “Íbamos agarrados del brazo, tranquilos y contentos, y de repente vimos a un grupo de cuatro o cinco jóvenes acercarse. Dijeron: ‘¡Mira, dos homosexuales!’, y empezaron a pegarnos. Lo siguiente que recuerdo es la ambulancia. A Olivier le pegaron un golpe en los ojos y cuando se recuperó vio a cuatro de ellos pateando mi cabeza como si fuera un balón de fútbol”.
Francia, la nación que inventó los derechos humanos, es hoy un país asustado y receloso en el que proliferan las fobias. La islamofobia inundó la pasada campaña electoral. El racismo y la xenofobia, y de forma especial la fobia a los gitanos, forman parte del lenguaje habitual. Y la homofobia ha empezado a manifestar su cara más violenta desde que François Hollande decidió lanzar la nueva ley de matrimonio homosexual, bautizada como “matrimonio para todos” para poner el acento en la égalité.

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