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“Tal vez La casa de la fuerza es la obra en la que con más frenesí he intentado buscarle un sentido a la vida,
había que salir del jodido túnel. La vida, ese lugar donde no vamos a
dejar más rastro que el de una oruga aplastada en un camino, y aún así
el amor fracasa, la inteligencia fracasa, y nos destrozamos los unos a
los otros, por cobardía, y humillamos y somos humillados, hasta el
final”. Ese texto del que habla su autora, la dramaturga, actriz y directora Angélica González,
conocida como Angélica Liddel, y covertida hace años en una de las
voces más poderosas del teatro español contemporáneo, ha conseguido el
Premio Nacional de Literatura Dramático 2012, concedido por el
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Su puesta en escena, de ella misma, de cinco horas y media de
duración, fue aclamada en 2009 en el Festival de Otoño de Madrid, y un
año después se presentó también con gran éxito en el Festival d’Avignon
en 2010, donde supuso toda una revolución. Para Angélica Liddell, La casa de la fuerza
es la casa de la soledad. Ese lugar donde se compensa el agotamiento
espiritual con el agotamiento físico. “Es un sitio jodido, muy jodido.
Es el sitio donde no somos amados, y hacemos ejercicios de
no-sentimientos para compensar el exceso de sentimientos. Es el sitio de
la humillación y de la frustración”.
Esta insólita y personal creadora, a la que no le falta provocación y
lucidez, recibió hace escasos momentos la noticias en Amberes, y poco
antes de ir a Amsterdam, ya que se encuentra de gira por Bélgica y
Holanda con su obra Maldito sea el hombre que confía en el hombre: un projet d’alphabétisation; una pieza que ella misma confesó que era consecuencia de La casa de la fuerza y que una vez más es un trabajo visual y psicológicamente potente, muy crítico y controvertida.
La teatrera, que declaró no hace mucho “siento un asco profundo por todos nosotros,
siento pena por la tierra, por tener que soportar esta carga de
indignos”, escribió esta pieza que ahora ha sido galardonada para hablar
de la masacre, del dolor. Por aquel entonces declaró cuando se le
preguntaba sobre los porqués de este texto: “Intento transformar el
dolor en otra cosa para deshacerme de mí misma, para observarme como a
una rata, para sobrevivirme, para soportarme”. Y contaba como el día de
su cumpleaños en 2008 se sentía mal: “Estaba jodida por el paso del
tiempo, y ya era plenamente consciente de que había perdido todo lo que
amaba o había amado. Estaba asustada, furiosa y triste. Prácticamente
había dejado de leer y escribir. Ese mismo día, me apunté a un gimnasio,
el lugar de la fuerza y la resistencia, buscando algún tipo de
contradicción o alivio. Y allí empezó La casa de la fuerza.
Descubrí que la extenuación física me ayudaba a soportar la derrota
espiritual. Me agotaba. Eran ejercicios de preparación para la soledad.
Eran ejercicios de no-sentimientos para aniquilar el exceso de
sentimientos. Pero poco a poco la soledad se impuso violentamente a la
fuerza, y a partir de ahí la pelea entre la soledad y la fuerza fue salvaje.
De modo que la fuerza me permitió ahondar en la fragilidad, la
imperfección, la debilidad y la vulnerabilidad. Lo superficial (la
fuerza, el sexo, las heridas, lo público) enseguida se convirtió en una
manera de revelar las convulsiones de lo espantosamente profundo. Lo
superficial señalaba lo secreto”, señala Liddel.
El premio recibido distingue una obra de autor español escrita en
cualquiera de las lenguas oficiales del Estado y editada en España
durante 2011. El galardón cuenta con una dotación de 20.000 euros.
Angélica González (Figueras, 1966) es escritora, actriz y directora
de escena. Licenciada en Psicología y Arte Dramático ha fundado Atra
Bilis Teatro, compañía con la que ha montado numerosas creaciones. Su
obra está compuesta de narrativa, poesía y performances, además
de textos teatrales, muchos de los cuales han sido ya estrenados en
países de Europa y América. Sus obras han sido traducidas a varios
idiomas.
Es autora de La falsa suicida (2000), El matrimonio Palavrakis (2001), Once upon a time in west Asphixia (2002), Hysteria Passio (2003), Y los peces salieron a combatir contra los hombres (2003), Y cómo no se pudrió Blancanieves (2005), El año de Ricardo (2005), Boxeo para células y planetas (2006), Perro muerto en tintorería: los fuertes (2007), La desobediencia (2008), Anfaegtelse (2008) y La casa de la fuerza (2009). Ha publicado los títulos de narrativa En el suspiro, El lucernario embozado y Camisones para morir. Y también ha publicado en el género de poesía la obra Los deseos en Amherst.
En 2003 recibió el Premio de Dramaturgia Innovadora Casa de América por Nubila Wahlheim; el Premio SGAE de Teatro 2004 por Mi relación con la comida;
el Premio Ojo Crítico Segundo Milenio 2005 en reconocimiento de su
trayectoria; Premio Notodo del Público al Mejor Espectáculo 2007 por Perro muerto en tintorería: los fuertes; Accésit del Premio Lope de Vega 2007 por Belgrado; y Premio Valle-Inclán 2008 por El año de Ricardo.
El jurado del Premio Nacional de Literatura Dramática ha estado
compuesto por Soledad Puértolas, propuesta por la Real Academia
Española; Euloxio Rodríguez, por la Real Academia Gallega; Patri Urkizu,
por la Real Academia de la Lengua Vasca; Margarida Casacuberta, por el
Instituto de Estudios Catalanes; Antonia Rodríguez, por la Conferencia
de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE); Emilio Pascual, por
la Asociación Española de Críticos Literarios; Mª Teresa Pascual, por la
Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE); Miguel
Ángel Arconada, por el Centro de Estudios de Género; Luis María Anson,
por el Ministro de Educación, Cultura y Deporte.
Ha actuado como
presidenta la directora general de Política e Industrias Culturales y
del Libro, Teresa Lizaranzu, y como vicepresidenta la subdirectora
general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas,
Mónica Fernández.
En palabras del teórico teatral Óscar Cornago, “Liddell es acuñadora
de un lenguaje teatral de dialécticas imposibles y sus producciones
oscilan entre el expresionismo desgarrador, la crítica social, la
pureza, la escatología y la búsqueda del significado a través del dolor y
la
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