La periodista y escritora Luz Sánchez-Mellado encierra en 'Estereotipas' una selección de féminas supervivientes al trabajo, los hijos, maridos, incluso, a sus congéneres
De izquierda a derecha, Ana Pastor, Luz Sánchez-Mellado y Mercedes Milá en la presentación del libro 'Estereotipas'. / CRISTÓBAL MANUEL
A Luz Sánchez-Mellado
se le han independizado las hijas. Y para desgracia de la escritora y
periodista, se han organizado y han hecho piña en Estereotipas
(Plaza Janés). “Un marrón”, como definió anoche la autora, que llegó
dos días antes de irse de vacaciones y que ha terminado convertido en
una compilación de mujeres que sobreviven A TODO.
Para bregar entre tanta mujer, Luz Sánchez-Mellado recurrió ayer a otras dos. Ante Ana Pastor y Mercedes Milá, fueron desfilando las distintas protagonistas de su libro. Y con mayor o menor precisión, cada una de las Estereotipas fueron encontrando el molde en las tres ponentes y la mayoría de mujeres que ocupaban las gradas
Una de sus ideas es desterrar el término ayudar. "En este sentido creo que vamos un poco hacia atrás, los hombres no tienen que ayudar, sino compartir", respondía Sánchez-Mellado. "Basta ya de protestar, somos muy buenas, pero hay que dejar de decirlo y seguir haciéndolo", concluía Mercedes Milá. "El problema a veces es que nosotras somos las peores con nosotras mismas, como la Hermana loba de mi libro, esa que te abraza y luego se tira a tu yugular", respondió Sánchez-Mellado. "No estoy de acuerdo, si tengo que elegir, quiero trabajar con y para mujeres", apuntaló Pastor. Y el público se levantó. Unas -de persona, no mujer- al fútbol, otras a dar la cena a sus hijos, el resto a sus tareas, cualesquiera para seguir sobreviviendo.
Para bregar entre tanta mujer, Luz Sánchez-Mellado recurrió ayer a otras dos. Ante Ana Pastor y Mercedes Milá, fueron desfilando las distintas protagonistas de su libro. Y con mayor o menor precisión, cada una de las Estereotipas fueron encontrando el molde en las tres ponentes y la mayoría de mujeres que ocupaban las gradas
Una de sus ideas es desterrar el término ayudar. "En este sentido creo que vamos un poco hacia atrás, los hombres no tienen que ayudar, sino compartir", respondía Sánchez-Mellado. "Basta ya de protestar, somos muy buenas, pero hay que dejar de decirlo y seguir haciéndolo", concluía Mercedes Milá. "El problema a veces es que nosotras somos las peores con nosotras mismas, como la Hermana loba de mi libro, esa que te abraza y luego se tira a tu yugular", respondió Sánchez-Mellado. "No estoy de acuerdo, si tengo que elegir, quiero trabajar con y para mujeres", apuntaló Pastor. Y el público se levantó. Unas -de persona, no mujer- al fútbol, otras a dar la cena a sus hijos, el resto a sus tareas, cualesquiera para seguir sobreviviendo.
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